Viajamos por el país y por el tiempo… Las pulperías fueron una institución del campo argentino. Allí, era el lugar de encuentro donde el gaucho se provisionaba de alimento, intercambiaba mercadería, bebía ginebra, juagaba a la taba, truco, carrera de caballos, y hasta realizaba payadas entre paisanos. Esta escapada temática por las rutas bonaerenses, es de lo que venimos a hablar.
Circuito pulpero
Son varios los sitios de la Provincia de Buenos Aires, en donde el tiempo se detuvo para respetar lugares simbólicos. Son las antiguas pulperías que cuentan historias que vale la pena conocer porque allí, era el «centro comercial» -por así decirlo- de los pueblos. Todo lo necesario estaba en estos lugares: comida, carbón, velas, bebidas, remedios y las charlas de los habitantes.
En Navarro, está el Parque Municipal Laguna Navarro para poder disfrutar de aire puro y paisajes naturales. Por otro lado, el Almacén de Campo y Museo La Protegida (Calle 19 esquina 30) son sitios que valen la pena conocer, allí podemos viajar hacia principios del siglo XX, cuando se convertían en Almacenes de Ramos Generales.
Un lugar en el que la historia del pueblo se combina con sus sabores, su música y su cultura. Todo esto se puede disfrutar en su patio de ladrillos, donde se ofrece una exposición de fotos del pueblo décadas atrás y objetos y herramientas de época. Las habitaciones son hoy locales de exposición y ventas de regionales, recuerdos y antigüedades, para que todos se lleven un poco de Navarro.
Teléfono: 02324-15-580678 – sitio web: laprotegida.com
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Cacho y La Esquina
En Mercedes está la Fiesta Nacional del Salame Quintero, la del Durazno y de la Torta Frita. Además el Parque Independencia, el Museo de Ciencias Naturales Carlos Ameghino, el Observatorio Astronómico Municipal Angel Di Palma son otros atractivos característicos de esta localidad. Pero si pasan por allí y no van a sus pulperías, el viaje por momentos carece de sentido.
Desde 1830, en República de Chile y Av. 29, la Pulpería de Cacho es un lugar ineludible para cualquier visitantes que pase por la zona. Se encuentra a unos metros del Río Luján, con un puente a pocos pasos de ella que en su momento la convirtió en la llamada «Pulpería del Puente». En 1930, fue comprada por Don Domingo Antonio Di Catarina y su esposa Doña Figenia María Pérez, y luego pasó a manos de su hijo Roberto “Cacho” Di Catarina, quien la atedió todos los días hasta el 2006.
Las paredes de la pulpería son de 45 centímetros de espesor y están asentadas en barro. Hoy en día, la gente pide que se reabra y Aída, hermana de Cacho lo sabe. Ya lo harán, pero se están recuperando de las grandes inundaciones. Igual se puede llegar para ver su mostrador es de estaño y madera y la enorme salamandra para calentar en el invierno. Visitantes ilustres visitaron el lugar como Juan Segundo Sombra y Juan Moreira.
Para más información: Tel. 02324-1550-0058
La Vieja Esquina
En la intersección de las calles 25 y 28, se encuentra La Vieja Esquina. También famosa pulpería de Mercedes. Pasan los años, pero no las costumbres, por eso el vermut y la picada de los lugareños es un ritual que no pasa de moda.
Una caja registradora de más de cien años, pisos de pinoteca y más detalles de este bello lugar, en este video:
Pueblo de tradición gaucha
San Antonio de Areco, es tradicional por naturaleza. Y además del Circuito de los Artesanos Arequeros (pintores, plateros, tejedores, sogueros, ceramistas y chocolateros, entre otros), su importancia recae en lugares como el Parque Criollo y Museo Ricardo Güiraldes.
Los anteriormente mencionados, son Monumentos Históricos Nacionales desde 1999, al igual que La Pulpería La Blanqueada, una auténtica restaurada de más de 150 años de vida, convertida en Museo. Allí, donde Ricardo Güiraldes usa el lugar en un pasaje de ficción en su «Don Segundo Sombra», cuando en su interior se desarrolla el primer encuentro de Don Segundo con Fabio.
Los parroquianos conocidos del pulpero eran servidos dentro del lugar, donde jugaban a los naipes, mientras que a los desconocidos por una reja que separa el interior del patio. Eso está representado por muñecos de cera, con botas de potro y chiripá y en la cabeza lucen un pañuelo colorado, típico de los paisanos en el período Rosista.
