Cambió la cosa. Es que el boom de argentinos que viajaban a Chile, para comprar más barato, ahora se da a la inversa. Se cuentan de a miles los extranjeros que cruzan la frontera, porque les resulta barato comprar y pasar unos días en Argentina.
Sean bienvenidos
Colas de hasta tres horas para comprar. Largas filas de autos en la Aduana, para declarar lo que se compró. Fines de semana largos, con paquetes para ir a comprar en shoppings más barato. No, no estamos hablando de lo que creen. No son argentinos que van a Chile. La cosa cambió. Esto es lo que pasa ahora. Son miles de chilenos (además de uruguayos, brasileros y demás turistas) que vienen al país, a comprar porque les resulta más barato.
¿Cuál es la razón? Fácil: la devaluación que llevó el dólar de 18 a 40 pesos en contados meses. Solo una economía con los sobresaltos de la Argentina puede experimentar y exhibir un fenómeno así. Que beneficia a nuestros hermanos latinoamericanos traspasen el cruce Libertador San Martín, en la provincia de Mendoza, para aprovechar los precios «de liquidación» que encuentran en nuestras tierras.
Pero ojo, que esto no se ve solamente en zona cuyana. En Entre Ríos, se estima que alrededor de 10 mil uruguayos cruzaron al país en un solo fin de semana de septiembre. Los puentes de Concordia- Salto, Colón-Paysandú y Gualeguaychú-Fray Bentos, se vieron repletos de orientales, que se llegaron para comprar alimentos y combustibles.
El caso chileno
Lo que más sorprendió fue el aluvión chileno. Es que el 18 de septiembre festejaron el Día de la Independencia, por lo que Mendoza fue el destino elegido. Ese festejo les calzó justo a los ciudadanos para practicar la escapada, en buscas de precios rebajados, o mejor dicho accesibles. Los números fueron elocuentes: casi 10.000 personas, que ocuparon el los hoteles de la ciudad en un 100 por ciento.
¿Qué es lo que destacan los trasandinos? Gastronomía, hotelería, movilidad, combustible, indumentaria. Es decir, lo que antes buscábamos nosotros cuando pasábamos el cruce. Entre la movilidad en masa y los controles que Gendarmería les aplicó -que muchos dijeron que fueron exagerados- las colas de autos llegaron a 10 kilómetros.