Hay lugares cordobeses que tienen fechas especiales para ser visitados. Otros lugares, más allá de eso son ideales para ir en todo momento, como Villa General Belgrano.
La Villa
Una de las ciudades más bellas y pintorescas de Córdoba está ubicada a unos 89 kilómetros de la Capital entre las Sierras Chicas y las Sierras Grandes. Pero no solamente se ubica entre ellos, sino entre el aroma a chocolates, cedros, maltas robles que permiten que no haya posibilidad de no recordar a este lugar.
Los carteles de madera trabajada son una fija. Tradición histórica para presentar mejores los lugares. Algo de lo tanto que se trajo de los parientes europeos. Aquí se destacan comunidades nativas y descendientes de inmigrantes de Suiza, Alemania, Austria, Italia, Hungría y España, entre tantas, que hacen que llegar acá sea un viaje hasta alguna aldea del Tirol europeo, donde la magia se vive a cada paso.
Fiestas y cerveza
Aquí también se viven coloridas festividades, como si estuvieran en una ciudad del viejo continente. A la Fiesta del Chocolate Alpino en el mes de julio y la Fiesta Nacional de la Masa Vienesa, se le suma la más importante en octubre, cuando desde todos los puntos del país se llegan para disfrutar la Fiesta Nacional de la Cerveza.
La misma se alarga para jóvenes (y no tanto) en verano cuando es necesario refrescarse. Visitar la Cervecería Viejo Munich, instalada en un antiguo edificio restaurado, en la calle San Martín 362 es la mejor manera de hacerlo y de dejarse llevar por las tradiciones del lugar.
En este lugar se puede ser testigos de la elabración de la cerveza Lager -que se fermente a baja temperatura- y la típica Pilsen. Ninguna posee colorantes ni aditivos de ningún tipo, en sus 500 litros por partida o los 3.500 litros que alcanza por mes. Esta cerveza se puede tomar inclusive en el restaurant que la Cervecería posee.
Leberwust, costeletas de cerdo ahumadas, chucrut, salchichas alemanas son solo algunas de las posibilidasdes para acompañar con cerveza o para acompañar a la cerveza.
Para este verano…
Césped, agua, montañas… Y en sus calles y paseos, los balcones llenos de flores que hacen aún más pintoresco al lugar. Llegan turistas de todo el mundo, que son avisados de un lugar de estas características. Ellos encuentran la combinación perfecta entre ritmos y tradiciones de nuestro país con el lugar de sus ancestros. La chacarera se mezcla con la polca en la plaza, que al igual que toda la ciudad posee lo excéntrico como una distinción.
Antes de que la noche llegue y puedan probar los platos típicos (exquisitos por cierto), la tarde los puede encontrar en el Paseo de los Arroyos. A sólo 200 metros del centro, para poder caminar esta parte y conocer los tres arroyos que cruzan la Villa (El Molle, El Sauce y La Toma).
Pozo Verde y Quebrada de la Zarzamora, son otros lugares muy necesarios, a los que llegamos gracias a los senderos de las Sierras Chicas. Allí nos espera una olla de agua para un chapuzón renovador, donde reinan la zarzamora y los zorzales, y se continúa la caminata hasta el Cerro Mirador, para mirar todo desde arriba desde unos 845 m.s.n.m. en la hermosa ciudad.
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